La disyuntiva: volver a la escuela o no

En estos días estuve viendo la conferencia de prensa de la Ministra de Educación de Costa Rica sobre el plan de un posible regreso paulatino a clases y, debo admitir, que más que la información que se dio, me quedé leyendo los comentarios de las personas… era una guerra de puntos de vistas, de realidades y de emociones. 

No he parado de pensar desde entonces en la difícil decisión que tenemos que tomar las personas a los que la pandemia también nos agarró siendo papás: ¿si abren las escuelas, los mando? Creo que a todas las generaciones de padres les ha tocado tomar decisiones complejas; a algunos les tocó vivir la crianza en guerra, a otros en dictadura, otros tuvieron que lidiar con la llegada del SIDA, de las drogas químicas, etc. Pero nunca, ninguna generación de padres tuvo que tomar las decisiones de qué hacer y cómo proteger a sus hijos como nos toca a nosotros, con el exceso de información que nos llega por minuto. Tener una postura firme en cuanto al regreso a clases o no, queda dependiendo de los 1000 artículos al día que uno recibe y los 1000 puntos de vista al respecto. 

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Tomando esta información, es posible identificar que hay un grupo de familias que definitivamente se oponen al regreso, a dejar de mantener las burbujas sociales. Estas familias consideran que el virus aún es muy desconocido y riesgoso y que tratar de garantizar la salud física es lo primordial. Por su parte, hay otro grupo de familias que considera que el regreso debe ocurrir, que la salud no es sólo física sino también mental y que como esto no tiene un final a corto ni mediano plazo, lo mejor es que los chicos hagan su vida, con nuevas reglas, pero que la hagan. 

Mi punto no es defender una posición ni la otra, sino más bien hacer tregua. Una tregua porque cada familia hace lo que considera es mejor para su núcleo; todos somos papás tomando decisiones difíciles en momentos inciertos, todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Para algunos “lo mejor” luce de una forma y para otros de otra. Sin embargo, pienso en lo que tenemos en común: nuestros sueños, el deseo de ver a nuestros hijos felices, la necesidad de cuidarlos, las ganas de que esto se acabe. Lo último que necesitamos es irnos los unos contra los otros en un momento en el que las verdades absolutas no existen, en un momento en el que todos perdimos nuestro sentido de normalidad, en el que dejamos de ver a los que queremos, donde los abrazos de los abuelos son una añoranza, en el que la preocupación financiera de muchos es muy, muy real. 

Por otra parte, todos estos pensamientos dejan en evidencia lo privilegiados que somos por vivir en un país que ha manejado tan bien la crisis, por tener una casa como opción para quedarse y porque el regreso a la escuela sea tan siquiera una posibilidad. Y es por esto que sea cual sea que es la posición de su familia, es importante estar en paz con ella y que podamos discrepar, pero respetar a  quienes piensan diferentes a nosotros. 

Escrito por: Karla Staton, directora pedagógica

La desintoxicación virtual: lecciones de una Familia

Cuando comenzaron los primeros casos de COVID-19 en Italia, yo me encontraba allá en una conferencia. Luego de miles de vueltas absurdas logré llegar a Costa Rica pero entré en aislamiento voluntario por 2 semanas- desde ese momento comenzó la relación de mis hijas (de 1 y 4 años) con las videollamadas diarias.

Ya han pasado 3 meses desde ese viaje, desde esas primeras llamadas que me partían el alma sabiendo que estábamos a 5 minutos pero no nos podíamos ver. En ese momento jamás me hubiese podido imaginar que las pantallas -de las que tanto habíamos huido como familia- iban a ser parte de la cotidianidad de nuestras vidas. 

Como Directora de Bellelli, fui parte del diseño de nuestro programa presencial a una versión en casa. Intentamos todo desde un principio: muchas experiencias sensoriales, enviar materiales a casa con material abierto para continuar el juego libre, visitas a los chicos en caravanas, etc. Sin embargo, hay un factor virtual que prevalece, es a través de las pantallas que los chicos se encuentran con sus maestras y sus amigos. Recuerdo que al principio de todo esto mi hija de 4 años me decía que no le gustaba conectarse porque todo el mundo la veía a ella (refiriéndose a las ventanas de todos los participantes a la vez), esta hija mía acostumbrada a estar siempre con su tribu de amigos, con sus árboles y sus botas simplemente no se hallaba frente a la computadora llena de cuadritos que la veían. 

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Pasó el primer mes y comencé a ver cómo ya no quería conectarse, sólo disfrutaba las llamadas individuales con sus maestros, en las que dibujaban juntos y hablaban, eran llamadas en las que procesaba mucho. Aparte de eso, cualquier otro tiempo frente a la computadora era una pelea y una batalla que decidí no luchar a partir del segundo mes. 

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Es así como llegamos a la decisión en mi familia de hacer una desintoxicación virtual, aquí les cuento mis lecciones en este proceso:

  1. Las relaciones no son bidimensionales: las relaciones son complejas, ríen, comparten, huelen, corren. Intentar suplantar el sentimiento de cercanía física a través de una pantalla es un imposible. 

  2. Nadie se va a atrasar: en esta época hay muchas cosas que aprender, lo académico no llega a la lista. 

  3. El valor de lo cotidiano: comenzamos un proceso de aprendizajes para la vida que iban desde aprender a barrer hasta tostar el pan. Descubrimos lo mucho que nos gusta hacer nuestras propias galletas y que somos muy buenos escribiendo cartas para las personas que extrañamos o dibujando arco iris. 

  4. La pantalla como diversión y no como tarea: aprendimos a disfrutar el que nuestra hija vea sus programas favoritos, esa también es una forma de divertirse. Designamos horarios donde las pantallas son un no negociable pero establecimos momentos para romper las reglas también. Por ejemplo, todos los viernes cenamos frente a la tele haciendo una ronda de cine familiar (que es un nombre elegantísimo para decir que vemos un episodio de Paw Patrol mientras comemos pizza). 

  5. Modelamos nuestra relación con las pantallas: también definimos momentos en los que no estamos conectados nosotros como adultos. Si bien estos meses han sido de muchísimo trabajo virtual para mi esposo y para mí, hay ciertos momentos del día en los que estamos juntos, sin interrupciones, solos y conectados… y no voy a mentir, hubo días en los que sólo nos podíamos alejar por ratitos para darles de comer o para bañarlas, pero esto se hablaba y les explicábamos el por qué papá y mamá tenían que trabajar tanto. Mi esposo y yo establecimos horarios en los que las reuniones importantes de uno eran en la mañana y la del otro en la tarde, para así poder estar con ellas sin un teléfono o una computadora de por medio. 

  6. Le dijimos adiós a la culpa: a no sentirnos culpables si era la única niña que no se conectaba a la asamblea, a no sentirnos culpables si ese día había visto más televisión de lo que nos hubiese gustado, a no sentirnos culpables si le toca hacer cosas de forma independiente. 

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Han sido meses complejos para todos, estamos rodeados de un estrés tóxico a niveles inimaginables. Como mamá y como profesional, pido que aboguemos por nuestra salud mental y la de nuestros hijos, que podamos defender - y proteger- su derecho a aburrirse, a entrar en conflicto, a  extrañar y también a decidir cuándo ya basta de deberes virtuales. Esta generación de niños probablemente tenga que estar frente a una computadora por el resto de sus vidas, este no tiene que ser el comienzo. Pido que seamos protectores de sus sentimientos, que los acompañemos en sus regresiones, que ayudemos a traducir las conductas que no entienden y que confiemos en su gran potencial, ellos van a estar bien. 

Escrito por: Karla Staton, mamá y directora de Bellelli.

Bellelli En Casa: 5 Ideas Para Organizar La Casa - II Parte

En estas semanas, nuestros niños han vivido importantes cambios en su rutina, en sus espacios cotidianos e incluso en la forma en que se relacionan con sus seres amados. Sin embargo, a pesar de que muchas cosas hayan cambiado en su mundo, su necesidad de jugar, moverse, explorar y relacionarse siguen estando presentes. 

El espacio cerrado de la casa y las responsabilidades de los adultos, son retos que nos invitan a pensar cómo hacer compatibles las necesidades de ambos. Una estrategia es el diseño o  la organización de la casa. En un blogpost que publicamos hace unos días les compartimos 5 ideas que hoy deseamos ampliar para las familias de los niños más pequeños (1-3 años). Antes es importante considerar algunas variables:

Seguridad. En los primeros años de vida, los niños se encuentran en una constante exploración de su entorno. Si bien para ellos este es un proceso de placer y alegría, para muchos padres significa un reto el manejo de riesgos. Para cada familia, ese sentido de seguridad es muy diferente y depende de su forma de medir y valorar el peligro. Lo importante en este momento en casa, es que cada núcleo defina cuáles son sus no negociables y determinen unas condiciones y un espacio seguro en que los  adultos estén tranquilos y los niños puedan jugar libremente.  

Tiempo de atención. En los niños pequeños lo esperado es que los tiempos de concentración sean cortos y vayan aumentando según su desarrollo. Entre más sensorial o activa (en términos de movimiento) sea la experiencia, probablemente mayor serán los tiempos de concentración de un niño. Es importante que los papás entendamos esto para vivir con una mayor calma este tiempo en casa y un menor grado de frustración ante las necesidades de atención de nuestros hijos.

La cultura de la infancia. Los niños sanos están llenos de energía, son ruidosos, aman moverse y explorar; esa es su naturaleza. Cada familia, debe determinar dentro de sus posibilidades, qué horarios y lugares son adecuados para que los niños puedan ser niños: hacer desorden, ruido y moverse mucho. Les compartimos algunas sugerencias:

Diseño de espacios y materiales para niños gateadores

Tiempo de concentración esperado: (5 minutos)

  1. Ofrecer un espacio cerrado y seguro en el que los niños puedan moverse con libertad. Algunas familias nos han comentado que les funciona organizar este espacio cerca de sus áreas de trabajo, así los niños juegan de forma autónoma mientras ellos realizan otras tareas.

  2. Limitar el número de juguetes o materiales en el espacio. Una estrategia que nos funciona en Bellelli es tener los juguetes organizados en diferentes cajas fuera del alcance de los niños. De esta forma, se les presenta una caja a la vez  y cuando han perdido interés se guardan y se les presenta un material de nuevo. Esto ayuda a mejorar la concentración de los niños y a prolongar el tiempo de juego autónomo.

  3. Amortiguar el ruido. Si hay algo que disfrutan los chicos es tirar, percutir o sacudir los objetos; de esta forma, prueban fenómenos como la gravedad y la materialidad de las cosas. Una muy buena idea es poner una alfombra o mat para que absorba el ruido que hacen al jugar y así la familia puede disfrutar de una mayor sensación de calma. Los almohadones, sábanas o cobijas también funcionan para este fin.

  4. Proveer puntos de apoyo. Cajas, banquitos u otomanes son perfectos para que los niños vayan practicando subir y bajar (uno de los movimientos pre caminadores necesarios). Es importante que estos apoyos sean estables para que los niños vayan adquiriendo confianza al tiempo que fortalecen sus músculos.   

  5. Algunos materiales recomendados como alternativa a los juguetes tradicionales: 

    1. Cajas de tesoros

    2. Tuppers de la cocina y envases con diferentes cierres

    3. Luces

    4. Telas

    5. Cartones

    6. Papel

  6. Experiencias sensoriales. Si tienen en casa un garaje, un jardín o un espacio que se pueda ensuciar o mojar pueden ofrecerle a los niños experiencias sensoriales como jugar con agua (también los charcos), pintura o arcilla. El simple hecho de salir al jardín, caminar descalzos y tocar las plantas, es una experiencia de mucho valor. Les recomendamos vestir a los chicos con ropa que se pueda manchar. 

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7. Envases con agua. Se pueden conseguir botellas transparentes pequeñas, llenarlas con agua (unas más que otras) y poner botones, piedras o algún otro material que no se dañe en el agua. Si tiene botellas un poco más grandes y pesadas, se pueden levantar, empujar y hacer rodar. En botellas que no sean transparentes, se pueden meter diferentes materiales para investigar el sonido.

8. Estructuras móviles. Con colchonetas o cartones se pueden crear espacios como laberintos o túneles. También se pueden empujar y sirven para esconderse

9. Luz . Conseguir un foco (o el flash del celular) y una superficie. Si hay un juguete que les guste mucho se puede explorar la sombra y los detalles de la superficie.

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Diseño de espacios y materiales para niños caminadores

Tiempo de concentración esperado: (10 minutos)

En este momento del desarrollo los niños necesitan moverse y moverse mucho. para satisfacer esta necesidad, les recomendamos lo siguiente:

  1. Ofrecer puntos de apoyo. En la medida de lo posible, les recomendamos habilitar un espacio sin mayores obstáculos en que los niños puedan poner a prueba sus habilidades de caminar. Es ideal que en esta etapa encuentren en el trayecto diferentes puntos de apoyo a su altura que les permita trasladarse de una distancia corta a la siguiente. Esto los empodera y les da confianza en sus capacidades.

  2. Ofrecerle material pesado. Para los niños que ya dominan el caminar les recomendamos proveer las hieleras con peso, botellas grandes con agua o valijas pequeñas. Los niños disfrutan muchisimo empujar estos objetos así como intentar levantarlos. Ese esfuerzo que hacen libera en parte su necesidad de movimiento.

  3. Habilitar un espacio suave. Una de las cosas que los niños aman es lanzarse, rebotar y en general, probar su cuerpo. Para esto, pueden usar un colchón con bastantes almohadones y sábanas. También pueden incoporar puffs o edredones. Entre más suave y amplio sea el espacio para moverse, mejor.

  4. Limitar el número de juguetes. Al igual que los gateadores, les recomendamos limitar el número de material disponible para jugar y así prologar sus tiempos de concentración.

  5. Cajas. Uno de los juego más recurrentes en los niños de nido es sacar cosas, meterlas de nuevo y pasar de un lugar a otro. Tener cajas disponibles para los materiales les va a permitir realizar estas acciones. Al final del juego, se puede modelar dejar el material en las cajas como una manera de participar con la organización del espacio.

Si les gustaría recibir asesoría personalizada de cómo organizar la casa, o bien, qué experiencias, materiales o rutinas proponerles a sus hijos, en Bellelli estamos ofreciendo un programa virtual para familias con niños de 0 a 3 años. Nuestra intención  es crear una alianza con las familias para ofrecer un acompañamiento oportuno durante este tiempo en casa.

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16 invitaciones para el futuro re-encuentro con niños y familias

Cada niño que nace es un punto interrogativo. -Loris Malaguzzi

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Dos meses casi de buscar nuevas formas de conectarnos, de fortalecer vínculos, de generar nuevos recuerdos, de compartir mucho en familia, de vivir experiencias que queremos contar a nuestros amigos y colegas, y de mantenernos fuertes como comunidad. Ahora se acerca un nuevo encuentro físico y nuestra oportunidad de demostrar el valor de la interdependencia, la seguridad y el que nos podemos y debemos cuidar entre todos.

Muchas reflexiones y muchas capas se conectan y viven en este nuevo momento en el que entramos: el prepararnos para el regreso, desde una mirada de abundancia y posibilidad. Es como si fuera un primer día de clases nuevamente, existe mucha ilusión, esperanza y a la vez miedo y nostalgia. Todos tienen un valor muy fuerte en nuestro ser, todos deben reconocerse y de todos esos tenemos algo que aprender.

Como comunidad educativa tenemos que prepararnos para lo que viene, muchos son detalles de logística, que no se pueden hacer de manera automática. Por eso quisiera más bien generar preguntas y propuestas que nos involucra a todos, para co-crear juntos este nuevo proceso o camino: niños, maestras y familias.

  • ¿Cómo nos sentimos para regresar?, ¿qué nos ilusiona de este re-encuentro?

  • ¿Qué queremos que los niños recuerden de esta experiencia?, ¿cuáles queremos que sean nuestros recuerdos?

  • ¿Cómo soñamos las escuelas?

  • ¿Qué hemos valorado nuevo de los niños, los educadores y las familias durante esta cuarentena?

  • ¿Cuáles son nuestras mayores ilusiones y nuestros mayores miedos?

  • ¿Cómo co-crear un espacio seguro y de contención para niños y grandes?

  • ¿Cómo mostrar vulnerabilidad entre todos y sentirse bien pidiendo ayuda?

  • ¿Cómo aprovechar los aprendizajes vividos en casa para continuar los procesos en Bellelli? Algunos aprendieron a caminar, otros a cocinar, otros a andar en bicicleta, otros a leer. ¡Cuántas experiencias significativas que pueden alimentar nuestra práctica!

  • ¿Cómo los niños pueden proponer ideas y juegos para mantener el distanciamiento?

  • ¿Cómo hacer rutinas nuevas que involucren un mayor control de los protocolos propuestos sin que se vuelvan automáticos, sino más bien rituales?

  • ¿Cómo mantener relaciones sanas y fuertes aún si hay que estar más cubierto de lo normal?

  • ¿Cómo abordar las preguntas que tienen los niños sin generar más miedo, sino esperanza del futuro?

  • ¿Cómo lograr que cada miembro de la comunidad sea lo suficientemente responsable de velar por la salud (física y mental) de todos?

  • ¿Cómo apoyar a las familias que más necesiten ser escuchados o que se han visto más afectados?

  • ¿Cómo reforzar lazos de amistad entre niños que asisten a los centros y otros que siguen en casa?

  • ¿Qué aprendimos a soltar y qué nuevos “nosotros” emergen?

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Puedo seguir con muchas más interrogantes, pero lo más importante es pausar para conectar con todo lo que podemos sentir y necesitar e ir co-construyendo este nuevo camino. Seamos un espacio de contención para las familias y los niños, donde sepan que nuestro mayor interés es que se sientan seguros y amados. Además, creamos firmemente en las capacidades de los niños y escuchémoslos. Estoy segura que así, ya tenemos un increíble comienzo.

Escrito por: Carolina García, directora Bellelli.