Cada niño que nace es un punto interrogativo. -Loris Malaguzzi
Dos meses casi de buscar nuevas formas de conectarnos, de fortalecer vínculos, de generar nuevos recuerdos, de compartir mucho en familia, de vivir experiencias que queremos contar a nuestros amigos y colegas, y de mantenernos fuertes como comunidad. Ahora se acerca un nuevo encuentro físico y nuestra oportunidad de demostrar el valor de la interdependencia, la seguridad y el que nos podemos y debemos cuidar entre todos.
Muchas reflexiones y muchas capas se conectan y viven en este nuevo momento en el que entramos: el prepararnos para el regreso, desde una mirada de abundancia y posibilidad. Es como si fuera un primer día de clases nuevamente, existe mucha ilusión, esperanza y a la vez miedo y nostalgia. Todos tienen un valor muy fuerte en nuestro ser, todos deben reconocerse y de todos esos tenemos algo que aprender.
Como comunidad educativa tenemos que prepararnos para lo que viene, muchos son detalles de logística, que no se pueden hacer de manera automática. Por eso quisiera más bien generar preguntas y propuestas que nos involucra a todos, para co-crear juntos este nuevo proceso o camino: niños, maestras y familias.
¿Cómo nos sentimos para regresar?, ¿qué nos ilusiona de este re-encuentro?
¿Qué queremos que los niños recuerden de esta experiencia?, ¿cuáles queremos que sean nuestros recuerdos?
¿Cómo soñamos las escuelas?
¿Qué hemos valorado nuevo de los niños, los educadores y las familias durante esta cuarentena?
¿Cuáles son nuestras mayores ilusiones y nuestros mayores miedos?
¿Cómo co-crear un espacio seguro y de contención para niños y grandes?
¿Cómo mostrar vulnerabilidad entre todos y sentirse bien pidiendo ayuda?
¿Cómo aprovechar los aprendizajes vividos en casa para continuar los procesos en Bellelli? Algunos aprendieron a caminar, otros a cocinar, otros a andar en bicicleta, otros a leer. ¡Cuántas experiencias significativas que pueden alimentar nuestra práctica!
¿Cómo los niños pueden proponer ideas y juegos para mantener el distanciamiento?
¿Cómo hacer rutinas nuevas que involucren un mayor control de los protocolos propuestos sin que se vuelvan automáticos, sino más bien rituales?
¿Cómo mantener relaciones sanas y fuertes aún si hay que estar más cubierto de lo normal?
¿Cómo abordar las preguntas que tienen los niños sin generar más miedo, sino esperanza del futuro?
¿Cómo lograr que cada miembro de la comunidad sea lo suficientemente responsable de velar por la salud (física y mental) de todos?
¿Cómo apoyar a las familias que más necesiten ser escuchados o que se han visto más afectados?
¿Cómo reforzar lazos de amistad entre niños que asisten a los centros y otros que siguen en casa?
¿Qué aprendimos a soltar y qué nuevos “nosotros” emergen?
Puedo seguir con muchas más interrogantes, pero lo más importante es pausar para conectar con todo lo que podemos sentir y necesitar e ir co-construyendo este nuevo camino. Seamos un espacio de contención para las familias y los niños, donde sepan que nuestro mayor interés es que se sientan seguros y amados. Además, creamos firmemente en las capacidades de los niños y escuchémoslos. Estoy segura que así, ya tenemos un increíble comienzo.
Escrito por: Carolina García, directora Bellelli.