¿Por qué cambiamos a calendario internacional?

Hace 7 años iniciamos Bellelli y estuvimos con el horario nacional (tico) todo este tiempo. Hace algunos meses, luego de escuchar a las familias, dialogar con escuelas amigas y por experiencias que tuvimos con algunos niños que venían de otras escuelas internacionales, decidimos hacer el cambio a calendario internacional. Es decir que el año inicia en agosto y termina en junio.

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¿Qué implicaciones tiene para la comunidad educativa?

  • La actual generación es la que va a vivir el cambio de calendario, por lo que algunos niños (por su edad de nacimiento) cambiarán o no de grupo. Hacia adelante, este cambio no se va a dar.

  • Los niños, en su mayoría, van a salir mayores cuando terminen sus años de escolarización de escuela y colegio, lo cual casi siempre implica mayor madurez para la toma de decisiones. Además, han tenido más tiempo de consolidar sus habilidades socio-emocionales y académicas.

  • En este momento de pandemia, reforzar experiencias, tener más tiempo para jugar libremente, afianzar conceptos y sentirse más seguros con sus conocimientos brinda importantes beneficios en el desarrollo integral de los niños.

  • Es mucho mejor hacer el cambio de calendario cuando están en edades tempranas que cuando son mayores, ya que la carga académica es mucho más fuerte.

  • En Bellelli el calendario no afecta, ya que lo estamos manteniendo a cómo se definió a inicio de año. Es decir, el mismo número de días lectivos y vacaciones que comunicamos en enero 2021.

¿Cómo se pueden sentir?

Muchos cambios nos hacen sentir incómodos porque los desconocemos y porque estamos tranquilos como veníamos, pero como familias pueden estar tranquilas que estamos haciendo todos los esfuerzos para que los niños se sientan lo más cómodos posibles.

A lo interno de Bellelli buscamos formas de que puedan seguir comunicándose con sus amigos, se saluden a la distancia y se pueden enviar cartas. Más adelante se pueden generar espacios de encuentro donde puedan compartir en el jardín, como se hacía antes. Es además una excelente oportunidad para conversar con los niños sobre sus necesidades y sentimientos ante situaciones como estas y cómo lo podemos manejar. Creemos en sus capacidades y tenemos muy presentes hacerles las transiciones de manera pausada y tomando en cuenta su sentir, dando valor a la construcción de nuevas amistades y fortalecer las que tenían.

¿Qué pueden hacer? Aclarar todas las dudas que tengan los adultos con las personas encargadas, ya sea la directora pedagógica si son familias actuales o con la persona de admisiones si van a entrar próximamente.

Posibilidades de la gráfica

Cuando era niña mi mamá tenía una chequera que usaba junto con una diminuta libreta y un lapicero dorado. Cuando me llevaba al banco o bien, a hacer mandados, esos tesoros salían de su cartera para rescatarme del aburrimiento y la espera. Dibujar siempre fue uno de mis juegos favoritos y aún hoy lo necesito para dar forma a mis ideas.
— Valeria Rodríguez, Atelierista - Diseñadora gráfica, Bellelli
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La gráfica, con todo su abanico de posibilidades, toma un sentido especial en el trabajo en la escuela. Es una herramienta poderosa para hacer visible la voz de los niños, una excelente práctica para desarrollar destrezas motrices y una buena estrategia para dar valor a los procesos de aprendizaje.

 En Bellelli, la gráfica forma parte de la estructura medular del Atelier y por tanto, del diálogo con la Pedagogía. A los niños desde muy temprana edad (1 año en adelante) se les ofrece de forma continua experiencias de calidad con este lenguaje. En primera instancia desde un ámbito de exploración lúdica de las herramientas y los soportes, para después profundizar en su poder comunicativo. 

De forma paralela y progresiva, se trabaja con ellos el dominio de lo que la diseñadora A. Dondis llama materia básica de la comunicación visual: punto, línea, contorno, dirección, tono, color, textura, dimensión, escala y movimiento. La estructura de estos elementos, su fuerza, jerarquía y presencia dan como resultado un poderoso recurso narrativo y por supuesto, un instrumento de diagnóstico. 


Gráfica, emoción y creatividad

 Como atelierista, esta es una de las ramas de la gráfica que más me apasiona. El gesto gráfico y la palabra se unen para abrir una ventana al mundo interior del niño. De forma paulatina, esos primeros rayones se transforman en dibujos de sus vidas, toman forma de su rostro, de sus cuerpos y de todo aquello que los hace especiales. Klein (1929) añade que el dibujo para los niños es una expresión del juego y como tal les permite acceder a la fantasía, a incrementar el contacto con la realidad interna y externa y a reducir la ansiedad.

Daniela: Cuando yo era chiquita, yo hacía rayones y decía: Mirá mamá ya terminé. Pero eran solo rayones, ¡qué loquilla!
Gonzalo: Ya ahora somos grandes y no hacemos rayones.
Daniela: Ahora hacemos dibujos hermosos.
— Mayo, 2021 Kinder Santa Ana

Gráfica y éxito académico

 ¿Sabían que los niños que poseen un buen desarrollo visual y motriz tienen mejores probabilidades de éxito académico que aquellos pares con menor control y coordinación de los músculos de los dedos y manos? Diversos estudios han demostrado que existe una correlación entre las habilidades de motricidad fina adquiridas en primera infancia y el posterior desempeño en las áreas de lectura, matemática y atención. Además, si la gráfica se introduce de forma intencionada, pero sobre todo, de forma respetuosa y acorde al desarrollo de los niños, ayuda no solamente a desarrollar destrezas motrices sino que también es una buena estrategia para promover la autorregulación y el posterior aprendizaje del alfabeto.

En Bellelli, la gráfica también se trabaja de forma articulada con otros lenguajes, como por ejemplo, el modelado de la arcilla o el movimiento creativo. Este primero les permite fortalecer los músculos finos de las manos mediante una rica experiencia sensorial. En el segundo, se busca que los niños trabajen los músculos de los hombros, brazos y torso mediante la interpretación gráfica de la música.

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Gráfica y evaluación

Como maestro poder ver el crecimiento de los chicos. Ver los primeros dibujos y después ver lo que lograron al final. El comienzo y el final es lo más motivante y satisfactorio del proceso
— Tomás Hernández Maestro Kinder – Santa Ana

En Bellelli, damos valor a los procesos más que los resultados. La gráfica, es una buena estrategia que nos permite llevar un registro de cada niño ya que nos permite dar valor a su capacidad de observar, interpretar, autorregularse, entre otros. Por ejemplo, en este trabajo de Amelie (5 años) podemos observar avances en:

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  • Trabajo de figura - fondo

  • Control de trazos

  • Calidad y variedad de líneas

  • Interpretación y representación de lo observado

  • Manejo adecuado del formato

  • Autorregulación en el uso del color

  • Belleza y creatividad 

  • Storytelling

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Además, el ejercicio de dibujar lo observado, en este caso, las partes de los animales, invitó a los niños a practicar el conteo y la consolidación de los números y sus cantidades. Les compartimos otros ejemplos de niños y niñas de diferentes edades para que puedan valorar estos procesos y conquistas individuales.

¿Les interesa que profundicemos en alguno de estos temas?  O bien, ¿Les gustaría conocer ideas de cómo fomentar el desarrollo de la gráfica en casa?

 

Dondis, A. La sintaxis de la imagen, Introducción al alfabeto visual (1973) Editorial Gustavo Gili, S.L.; 2nd edición (1 Septiembre 2017)

Klein, M. (1929). “La personificación en el juego de los niños”. En Amor, culpa y reparación. Obras completas, tomo I, (pp. 205-214). Barcelona, España

Testimonio de familia Bellelli con hijos trillizos

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Hoy leí una publicación de Carolina en Linkedin, donde comentaba que las familias nuevas llegaban a Bellelli preguntando: “¿es cierto que aquí los niños hacen lo que se les da la gana?”

Y en ese momento recordé que hace tiempo quiero escribir sobre nuestra experiencia en Bellelli. Y contarles a esas familias llenas de dudas, que aún cuando van a encontrarse con una libertad pocas veces vista, no, los niños allí no hacen lo que se les da la gana.

Cuando nos mudamos a Costa Rica, en abril de 2015, nuestros hijos tenían cinco años y habían hecho sus dos primeros años de Jardín de Infantes en Argentina, en una escuela de Pedagogía Waldorf. Llegamos un jueves a San José y el lunes siguiente estábamos, los cinco, emocionados y listos para nuestra primera visita a Bellelli.

Un mes antes había comenzado la búsqueda. Íbamos a vivir en los alrededores de San José y no había jardines Waldorf por la zona. Sabíamos que una escuela tradicional no era opción para nuestra familia en ese momento y luego de algunos días buceando en internet encontramos a Bellelli. Lo primero que nos llamó la atención en su sitio web fueron las imágenes: el cuidado a los ambientes tanto dentro como fuera de las salas, la atención a los detalles y las pequeñas cosas, el peso que se le daba a las creaciones de los niños. Todavía guardo el correo que le envié a mi mamá, contándole lo felices que estábamos por el hallazgo. Luego de unos cuantos emails intercambiados, decidimos tener una conversación telefónica con Karla, y en ese mismo momento supimos que habíamos encontrado nuestro Jardín en Costa Rica.

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Lo que no podíamos saber ese lunes primero, cuando la vista de Escazú desde de aquel parque de ensueño nos demoró el paso y aceleró el pulso, era todo lo que vendría de allí en adelante. La libertad que experimentamos en Bellelli fue de dimensiones únicas, tanto para los niños como para los adultos. Al día de hoy no he vuelto a encontrar una escuela plenamente abierta a las familias: recuerdo a una abuela que había llegado de visita desde Inglaterra pasando mañanas enteras en la misma sala que su nieta. No se requerían permisos ni anticipaciones, las interacciones de las familias con los niños y las maestras eran siempre bienvenidas, se consideraban aportes y nunca interrupciones. Creo que en parte a eso le debo también a Bellelli haber encontrado allí a miembros importante de mi tribu: los lazos creados perduran y el cariño se mantiene vivo como entonces, a pesar de la distancia y el tiempo.

Los niños, sobre todos los más grandes, podían moverse libremente entre las salas, siempre de manera acordada y respetuosa. Si encontraban limones maduros en el limonero del parque y querían hacer limonada, sólo tenían que pedirlo y todo lo que necesitaran se ponía a su disposición. En Bellelli fui testigo de uno de los mejores y más bonitos ejemplos de un currículo guiado por el propio interés de los niños. Luego de haber sido invitados a su primer cumpleaños en Costa Rica, mis hijos estaban fascinados por las diferencias en los modos de celebrar y les propusieron a María y Pamela, sus maestras, organizar una fiesta en el Jardín. Ellas tomaron la idea y la exprimieron al máximo. Todos los niños de la sala, con edades comprendidas entre los 3 y 5 años participaron en el diseño y la ejecución del proyecto. Ellos decidieron que iban presentar una obra de títeres, que iban a invitar a los niños de las otras salas y a sus familias. El festejo se haría en el parque, eligieron la música que querían escuchar y el menú para los bocadillos. Para saber el número de invitados que tendrían dibujaron un mapa con las salas y dentro de cada sala un punto por cada niño y cada maestra, y luego contaron juntos los puntos que habían marcado. Diseñaron las invitaciones y los mayores escribieron los nombres de los destinatarios. Crearon un guión para el teatro de títeres e hicieron sombreros de fiesta para los invitados. Para eso tuvieron que resolver situaciones prácticas de manera creativa: cómo medir el papel para que el gorro realmente entre en la cabeza, cómo pegarlo una vez cortado, cómo atarlo para que no se caiga. El día del festejo recibían a las familias orgullosos y felices. Ellos lo habían logrado. Recuerdo que en ese momento pensé en lo importante que es reconocer que los niños de cualquier edad son capaces, que pueden, y que hasta donde pueden a veces depende de hasta donde llegue la mirada del adulto que guía y acompaña.

Por eso empecé diciendo que no, que en Bellelli los niños no hacen lo que se les da la gana. En Bellelli los niños proponen y son escuchados, sus ideas valoradas y reconocidas. En un entorno cuidado, donde la libertad está basada en el respeto y los acuerdos comunes, donde las maestras están atentas a los intereses y las oportunidades de aprendizaje que se presentan, los niños juegan, observan, dibujan, construyen, inventan, modelan, experimentan, crean, cocinan: los niños aprenden. Aprenden sobre la naturaleza y sobre el mundo, sobre las personas y las comunidades que estas forman. Aprenden que ellos son parte importante de esas comunidades. Aprenden sobre sí mismos y sobre los demás.

Han pasado seis años ya, nuestros hijos van a comenzar Middle School en una escuela pública de Wichita, Kansas, el próximo otoño. Hemos sido afortunados. Cada escuela de la que hemos sido parte ha dejado una huella profunda y amorosa en nuestra familia. Agradezco infinitamente que Bellelli haya sido parte crucial de esa experiencia. Por siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones y en nuestras vidas.

Autora: Eliana Martínez, mamá Bellelli

Los números de la pandemia

Hace poco más de un año que empezó la pandemia, y con ello la implementación de algunos experimentos sociales que van a marcar a una generación completa por el resto de sus vidas. Teniendo en cuenta que todos estábamos en el mismo barco de incertidumbre, no es momento de juzgar las decisiones que se tomaron, sino de entender las repercusiones que pueden llegar a tener y- más importante aún- qué podemos hacer al respecto. 

Whatever it is, the way you tell your story online can make all the difference.

En Bellelli tenemos una práctica de llevar una evaluación constante de cada niño, este seguimiento se hace en las diferentes áreas de desarrollo y tomando en cuenta edades biológicas y cronológicas. Como investigadora, tener acceso a este histórico de evidencia es fascinante ya que es posible entender el efecto pandemia en nuestra población- que si bien es pequeña y no tiene relevancia científica por la falta de grupos de control y de limpieza de datos- es lo suficientemente interesante y válida como para crear discusiones al respecto. 

Cabe destacar que si la pandemia fuese un juego de cartas, los niños de la población Bellelli tuvieron la mejor mano: acceso a comida, seguridad física y emocional, algunos inclusive tuvieron la presencialidad de la escuela como un constante. Obviamente estuvieron expuestos a niveles de estrés tóxico, a miedos, a tristezas, pero su realidad general fue estable; es por esto que ver los resultados de las evaluaciones genera sentimientos de angustia reales... si esto es lo que le pasa a los niños que lo tuvieron todo, cómo es la situación del resto de los chicos, los que se vieron en otras situaciones. 

Por ejemplo, era nuestra práctica común el esperar que un 60-65% de nuestra población estuviese al menos 6 meses por encima de su edad en áreas como comunicación y resolución de problemas. Luego de la pandemia tenemos resultados de un 40% de nuestros niños al menos 6 meses por debajo de su edad en estas mismas áreas, esto quiere decir que en términos generales la afectación fue de un 100% en estas dos áreas. Algunas de las áreas más afectadas, por ejemplo, han sido la capacidad de negociar o la disposición a resolver problemas en conjunto. 

La importancia de tener estos datos no es contar con un número de connotaciones apocalípticas (ni generar miedos), sino el poder tomar decisiones educadas basadas en hechos y no en suposiciones. Estos números nos guían hacia el entender qué sigue, qué debemos hacer, cómo apoyamos a estos chicos a los que les tocó encerrarse por un año, los que se tuvieron que poner mascarillas (y las limitantes que esto puede tener en cuanto a oxigenación y socialización), los que se limitaron del tan necesario abrazo de los abuelos, de las idas al mercado, el ver una caras, sonrisas y gestos. De nuestra parte se han implementado algunas estrategias como el apoyo de parte de terapeutas de lenguaje para todos los salones, el uso de mascarillas con transparencia para que los chicos puedan ver la articulación de sonidos, pero también para que conozcan la sonrisa de su maestra; hemos estado enfocándonos mucho más en el juego, tiempo en la naturaleza, en los amigos, en hablar…. Y la pedagogía entra en todo esto, pero no es lo más importante en medio de una pandemia. 

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Entonces nos preguntamos: ¿cuáles son los números de la pandemia del resto de los niños?, ¿sabemos la afectación?, ¿se usa esta evidencia para saber cómo apoyarlos? Nos preguntamos sobre las escuelas que han decidido conectar a sus niños por horas frente a una pantalla (a pesar de todo lo que se sabe sobre el uso prolongado de las mismas y la capacidad de retentiva limitada que ofrecen). Nos preguntamos sobre las decisiones de los gobiernos de abrir bares y cerrar parques, ¿cómo se toman esas decisiones?, ¿quién las apoya? 

Nuestra invitación es a poder buscar respuesta a estas preguntas, entender que cada decisión que se toma por los niños tiene efectos generacionales. Nuestra invitación es a cuestionar el status quo y a abogar por el sentido común. Si no hay evidencia no hay certeza; en la educación es muy importante la evaluación cualitativa, sin embargo, hay momentos en los que se tiene que poder cuantificar nuestro impacto y nunca esto ha sido tan importante como ahora.