Una profesión llamada: educadoras para la vida

Son muchas las maestras de educación inicial que quisieran vivir en Finlandia o Noruega, donde la profesión es muy bien reconocida por su gran aporte a la sociedad (al presente y futuro de un país), sabiendo además el deber que implica su formación continua e integral. En Latinoamérica, el rol de la maestra todavía es muy poco valorado y por eso incluso aún se hace alusión a comentarios como: ¿ya llevó tijeritas 1 o bodoquitos 1?, ¡es que es muy tierna con los niños! , ¿tan inteligente y estudió preescolar?, ¿será que es mientras se casa?, ¡qué ricas vacaciones tiene!, está ahí porque es la carrera más fácil, entre otros. 

El trabajo de ser maestra es sin duda de los más fuertes y a la vez gratificantes. La responsabilidad que tienen con el niño o la niña, su familia y la sociedad, es inmensa. Una maestra convive semanalmente con los niños un promedio de 30 horas; durante este tiempo cada acción, cada comportamiento, cada palabra es una experiencia de aprendizaje para ellos. No solo a través de lo que dice, sino principalmente de cómo lo hace, cómo reacciona y cómo es su relación con los otros y el ambiente.

En Bellelli, al tener una política de puertas abiertas, ha permitido que las familias valoren mucho más el rol de las maestras, porque lo pueden presenciar cotidianamente. Aprecian cómo ellas respetan a cada niño como personas únicas con tiempos, intereses, tradiciones y procesos distintos. Además, que sean tan versátiles para preparar experiencias de aprendizaje ricas, cálida y retadoras, mientras hay un niño que busca un abrazo, otro que quiere ir al baño, otro que tiene sueño, otro que durmió mal,  otro que requiere aún más retos y mientras tanto ellas deben estar presentes, escuchar y documentar los procesos para seguir avanzando con evidencias. Además de eso, el trabajo invisible de una maestra que es realizar trabajo administrativo de: organización, investigación, edición, recolección, redacción, análisis, documentación, comunicación, observación, síntesis, presentación, etc.   

Todos los días, además de la responsabilidad que tienen con los niños, absorben muchísimos de los miedos, creencias y presiones de las familias. Por esta razón, diariamente también son aliadas de los padres en escucharlos, en entender sus necesidades y en tratar de darles mucha confianza y seguridad sobre sus hijos, sobre su paternidad y sobre el proceso en sí que viven juntos.

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Tomando en cuenta lo anterior, esta es una invitación a repensar el rol de la maestra, a darle mucho más valor a lo que representa en la vida de los niños, como aliada y co-responsable. Es una persona que brinda una perspectiva del mundo, de las relaciones humanas, de la conexión con nosotros mismos, de cómo afrontar distintas situaciones difíciles (cambios, despedidas, problemas con otros, etc.), por la única razón de darle lo mejor a los niños. Sin embargo, para lograrlo, ellas también deben continuamente y durante sus vacaciones buscar estrategias de satisfacer necesidades universales de: descanso, diversión, conexión, juego, privacidad, expansión, espacio, entre otros. El bienestar de las maestras a través de espacios de relajación, de estabilidad financiera y de posibilidades de crecimiento personal y profesional son fundamentales a tomar en cuenta en los centros educativos. La clave de un proyecto educativo de calidad son sin duda: sus maestras comprometidas, intelectualmente curiosas, y con una alta inteligencia emocional.

Nuestro trabajo es aprender, porque somos maestros.
— Carla Rinaldi