Grupo de estudio a Bogotá 2016

Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de participar en el seminario Infancia siempre poderosa: el desafío de las transiciones entre el Preescolar y la Primaria (organizado por Red Solare Colombia). Durante los seis días que estuvimos en Colombia fuimos testigos del gran movimiento que se está tejiendo a nivel país en pro de la primera infancia. Además, compartimos diálogos ricos en cuestionamientos, experiencias y aprendizajes.

El seminario partió de la premisa que el niño es un gran emprendedor y por ende, el ambiente en el que se desarrolla debe promover esta capacidad de creación y de reinvención que es tan natural en su ser, debe ser un ambiente con la responsabilidad de construir ciudadanía, un ambiente ético y estético. Todos estos pilares deben estar presentes en la primera infancia y continuar enriqueciéndose a lo largo de la vida escolar de los niños.

Tomando en cuenta la temprana escolarización a la que son cada vez más presionados los niños, se habló de la responsabilidad que tienen los centros de educación temprana en no hacer el trabajo de la escuela, en respetar los tiempos y ofrecer experiencias ricas en exploración, juego y trabajo en equipo; en el desarrollo de habilidades que respeten el gran patrimonio genético con el que nacen los niños, en vez de tratarlos como lienzos en blanco que tienen que ser llenados de información. Esto requeriría entonces un diálogo abierto y continúo entre los centros de primera infancia y la escuela primaria, un constante intercambio de saberes.

Sería entonces la responsabilidad de la escuela primaria el ofrecer una escuela sobre los cinco sentidos, en la que no hay jerarquía de espacios ni de materias. Una escuela donde el jardín sea tan importante como el laboratorio de química y en la que la clase de música tenga el mismo valor que matemática. Es necesario que la escuela establezca un a interrelación entre las disciplinas, donde los chicos y los maestros puedan tomar riesgos, aprender de otros y hacer recorridos académicos llenos de intención y comprensión.

El rol de maestro, como catalizador de este cambio, es fundamental ya que es nuestra responsabilidad el hacer de la pedagogía una experiencia rica, el tomar las normativas establecidas como un recurso a usar. Somos los maestros los que debemos encontrar formas de demostrar nuestra inconformidad y ofrecer espacios para la individualización, el trabajo en equipo y la auto-evaluación. Debemos esperar maestros apasionados al conocimiento, que saben mucho pero que pueden aprender mucho más.

El gran aprendizaje del seminario: la responsabilidad que tenemos todos como miembros de esta sociedad de dar más y exigir más a la escuela. Este cambio no puede recaer sólo en las manos de la pedagogía, como lo dijo Daniela Lanzi “la escuela es responsabilidad de toda la comunidad, si la comunidad no dialoga con la escuela, la escuela está sin futuro”.

 

Escrito por: Karla Staton, Directora Bellelli Escazú.