Los niños tienen cien lenguajes

LOS 100 LENGUAJES DE LOS NIÑOS

Los niños tienen cien lenguajes

cien manos, cien pensamientos

cien maneras de pensar,

de jugar y hablar

cien siempre cien.

Cien maneras de escuchar,

de sorprenderse, de amar,

cien alegrías para cantar y entender

cien mundos que descubrir

cien mundos que inventar

cien mundos que soñar.

Los niños tiene cien lenguajes

y además de cien cien cien

pero les roban noventa y nueve.

La escuela y la cultura

les separan la cabeza del cuerpo

y les dicen que piensen sin manos

que actúen sin cabeza

que escuchen y no hablen

que entiendan sin alegría

que amen y se sorprendan

solo en pascua y navidad.

Les dicen que descubran un mundo que ya existe

y de cien les roban noventa y nueve.

Les dicen que el juego y el trabajo

la realidad y la fantasía

la ciencia y la imaginación

el cielo y la tierra

la razón y el sueño

son cosas que no van juntas

y les dicen que el cien no existe

Pero el niño sin embargo dice

que el cien SI EXISTE!!

 

Poema escrito por el fundador del enfoque educativo de Reggio Emilia: Loris Malaguzzi

 

Para más información sobre matrícula 2015 haga click aquí.


¿Qué significa Bellelli?

El nacimiento de un proyecto implica darle identidad con un nombre. Para nosotros era muy importante que éste tuviera una conexión personal y una historia que contar. La historia inició por una foto de los tatarabuelos de Carolina García (directora Bellelli) que se había publicado en el periódico en los días que estábamos en la búsqueda de nombres.  Ellos se llamaban Tomasso Malavasi y Carolina Bellelli, quienes provenían de Mantova, Italia (una ciudad muy cerca de Reggio Emilia). Esta pareja vivió muchos años en Tres Ríos, Cartago y donaron un terreno adonde se construyó durante los años 60 la Escuela Carolina Bellelli de Malavasi. Esta escuela todavía está en funcionamiento. 


Bodas de Oro: Tomasso Malavasi y Carolina Bellelli

Bodas de Oro: Tomasso Malavasi y Carolina Bellelli

Esta historia se conecta con que en el 2009, Carolina visitó por primera vez Reggio Emilia, Italia para participar en un grupo de estudio para educadores españoles y latinoamericanos.  El primer Nido (centros infantiles para niños de 0 a 3 años) que conoció se llamaba: Bellelli. La conexión familiar con el ámbito educativo y las ciudades tan cercanas fue un mensaje poderoso para tomar la decisión de elegir el nombre Bellelli para nuestro proyecto educativo.

Reggio Emilia

Reggio Emilia

 

 

 

 

¿Qué es el tiempo de acogida?

Para las maestras y el equipo de Bellelli, la confianza de los padres es un regalo muy preciado. Junto a ellos, se inicia un lindo y emocionante camino en el que maestras y niños empiezan a conocerse y crear vínculos, entendiendo que el centro educativo es un lugar seguro y que las maestras son personas de confianza, que los van cuidar y educar con mucho amor. A este proceso le llamamos el tiempo o periodo de acogida, que varía de niño a niño.

En preparación para el inicio de actividades en Bellelli, el equipo de maestras conversó y reflexionó mucho sobre el tiempo de acogida y su impacto en las experiencias de los niños. Este periodo es especialmente importante para los niños en edad de Nido (1 a 2 años), quienes se encuentran -por primera vez- con un mundo social más amplio que incluye a maestras, otros niños y sus familias.

Durante el periodo de acogida se dan los primeros encuentros entre el niño y sus padres, por un lado, y el centro -las maestras, el espacio, los objetos y las rutinas- por el otro. Conocer a la familia es esencial para facilitar y acompañar este proceso: cada niño posee una personalidad distinta, con gustos e intereses diferentes; cada niño tiene horarios particulares de alimentación y sueño, y cada niño se desarrolla a un ritmo particular. Además, cada familia tiene una historia y cultura propias, así como preocupaciones individuales, las cuales influyen en el proceso que siguen los niños al empezar su vida en un centro educativo.

Debido a lo anterior, la acogida abarca un periodo de duración no definida, en el que el respeto a los procesos individuales de cada familia es clave para lograr una conexión con ellos.

Esta conexión entre padres, maestras y niños, son la base para la exploración que se da -cada vez con mayor profundidad- a medida que pasan los días y semanas. Los niños van descubriendo los rincones tranquilos donde pueden esconderse si desean un poco de calma, las diferentes texturas del piso, alfombras, zacate, troncos y tierra del jardín, los sonidos de las aves, los bichos, la lluvia y el viento, los desniveles del suelo, las tonalidades de la luz al pasar el día, y los espacios donde se encuentran los niños y maestras del otro salón.

Al descubrir el espacio, es importante que los niños y sus familias se vean representados como miembros de la comunidad que se va formando. Las fotos familiares y objetos significativos traídos del hogar –peluches, chupetas, mantitas- se suman a nuevos objetos y experiencias que niños, maestras y familias construyen juntos en su día a día en el centro.

El proceso de acogida permite también el encuentro con otros niños. Es muy emocionante ver a un niño observar a otros, acercarse a ellos y descubrir -poco a poco- que poseen necesidades e intereses muy similares. Con el pasar de las semanas, los niños reconocen a sus compañeros de clase, se emocionan cuando los ven llegar en la mañana y se saludan entre ellos con pequeños gestos o palabras. Aprenden a reconocer sus nombres, se buscan cuando no están y muestran gestos de empatía cuando los ven llorar, o al compartir emociones intensas.

Este año ha sido una alegría muy grande ver a los niños y sus padres ‘hacer hogar’ en Bellelli. Sus interacciones, exploraciones y descubrimientos se han ido haciendo cada vez más enriquecedoras, dando cuenta de una seguridad y confianza adquiridas gracias a la colaboración de los tres actores más importantes dentro de nuestra filosofía: el niño, su familia y las maestras.

Vivian Jacoby (psicóloga),  maestra de Nido