Emprender en la escuela

En ningún otro espacio, que no sea la escuela tradicional se nos separa por edad, se nos obliga a vestir igual, a permanecer callados, a levantar la mano hasta para ir al baño (ya ni siquiera en las fábricas- para las que se diseñó este modelo de instrucción industrializado- se siguen estas reglas). Hay muchos estudios que hablan sobre lo poco transferible que son las habilidades que se premian en la escuela pero que no sirven para mucho fuera de ella.

Entonces, si ya esta escuela creada para la producción de obreros durante la industrialización no sirve, ¿cuál es el nuevo rol de los educadores y de la escuela como institución?. No hay una respuesta correcta, pero sí hay varios temas que están resonando mucho…uno de ellos es el potenciar la escuela como espacio para desarrollar la mente de emprendedor. El emprender requiere un set de habilidades que son fundamentales para el presente, pero sobre todo, para el futuro: poder resolver problemas, manejar frustraciones, crear creatividad (en vez de consumirla), entender necesidades y ofrecer soluciones reales, trabajar en equipo, tomar riesgos (mientras se asumen los posibles fracasos). Estas habilidades que nuestros abuelos- generación de emprendedores por naturaleza- tenían y cultivaban en la libertad que pudieron crecer, sin tanto adulto supervisando cada segundo de su vida ni protegiéndolos de cada problema que podía venir hacia ellos. 

El haber salido de una incubadora de negocios ha sido clave en el diseño de este programa; Bellelli es una empresa fundada, liderada y dirigida por mujeres emprendedoras. Es por esto que consideramos fundamental que nuestros estudiantes vuelvan a donde todo empezó, Carao Ventures y que desde allí investiguen, apliquen y desarrollen sus ideas de emprendimiento. El llegar al espacio físico de una incubadora es fundamental porque pueden ver a otros que, como ellos, están luchando por su emprendimiento; pueden ver la seriedad del trabajo que hacen, la ilusión de los sueños por cumplir. Se acercan al mundo real desde la escuela para empezar a transferir conceptos y a aplicarlos para lo que necesitan, no sólo memorizar para un examen. 

A partir de upper elementary, los estudiantes se exponen al emprendimiento pero no como una clase o un curso aislado, sino como parte de su día a día para alcanzar algo que desean. Por ejemplo, el año pasado los chicos de 4to y 5to grado tenían como proyecto de salón el irse de viaje para aprender sobre la flora y fauna de Costa Rica. En este proceso, acompañados por sus profesores y atelieristas, tuvieron que empezar la ideación de formas para conseguir fondos y la guía de expertos relevantes:

  1. Vero y Sofi (atelieristas Bellelli): trabajaron en el diseño de marca y empaques junto a ellos.

  2. Allan Boruchowicz (Fundador de Carao) les recibió en las oficinas y les explicó qué es una incubadora, el rol de los inversionistas ángeles y de su trabajo como fundador.

  3. Alie Rose (Directora del Copenhagen Institute for Interaction Design) lideró unas sesiones de Design Thinking para generar ideas poderosas con potencial de éxito.

  4. Loriana Rojas (Administradora) los acompañó en el uso de Excel, la mejor herramienta de un emprendedor según los chicos. 

  5. Nicolas Staton (empresario de turismo) les presentó la importancia de entender el ecosistema turístico de Costa Rica, desde a qué zonas ir según las temporadas altas y  bajas de Europa o USA hasta el cómo pedir descuentos por su condición de estudiantes y nacionales.

  6. Gigi Garita (fundadora de Osa Perezosa): los visitó luego de un email que ellos le redactaron y les comentó sobre su propio proceso como emprendedora. Sus lecciones aprendidas, sus retos, sus miedos, sus fracasos, sus triunfos. 

En este proceso que ya lleva un año y medio, los chicos diseñaron su propia marca de productos, cometieron un montón de errores, aprendieron a llamar por teléfono (marcar botones en un teléfono fijo y esperar en línea ya no es algo que los chicos hacen), aprendieron de estados financieros, proyecciones, inflación y muchos otros temas. Pero el verdadero valor de este año y medio es que aún no tienen suficientes fondos, que siguen en búsqueda del capital que necesitan para ese viaje, que les ha costado, que han tenido que retrasar su gratificación por muchos meses - y los que faltan. Estos chicos reciben retroalimentación abiertamente, no se caen ante las críticas, aceptan los errores y tratan de enmendar rápidamente, saben que el trabajo duro vale la pena, disfrutan el reto…. Tienen ya mente de emprendedores. 

Escrito por: Karla Staton, Directora Pedagógica