Mi primera experiencia en el PopAp por María Isabel Cortés

Esta primera experiencia fue algo novedoso para mí pero también una oportunidad para disfrutar del juego desde una perspectiva diferente a la que estaba acostumbrada: guiado por los niños y las niñas. Fue sumamente interesante el presenciar cómo unos materiales sencillos que para los adultos podrían resultar poco significativos, se convierten en instrumentos que en primera instancia, al ser presentados estéticamente llamativos y agradables, llaman su atención, captan su interés y los invitan a dar rienda suelta a su creatividad, imaginación y grandes capacidades.

Es una experiencia sumamente constructiva ya que les permite a los niños conocer, expresarse, proponer, construir y demostrar sus capacidades. Fue curioso observar como algunos de ellos al ser su primera experiencia en esta actividad esperaban que los adultos les dijéramos qué hacer y cómo hacerlo, pero al variar la dinámica con una simple expresión: ¿qué querés hacer y cómo lo querés hacer?, se abría todo un mundo de posibilidades, la alegría en sus rostros se notaba y al final de su proyecto se mostraban orgullosos y satisfechos de su creación e inclusive deseaban hacer muchas cosas más.

Unido a lo anterior, resultó también interesante lo que pude notar en sus padres, ellos se mantuvieron al margen de las decisiones y proyectos de sus hijos e hijas, dejándolos hacer y decidir por sí mismos, convirtiéndose al igual que nosotras en sus colaboradoras. El adulto asume un papel de observador, ayudante y facilitador, convirtiéndose el niño en la persona que propone, planifica, hace, ejecuta proyectos y solicita ayuda cuando lo requiere.