Cuando tu bebé tiene las respuestas


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Si te preguntas constantemente si estás haciendo suficiente para estimular a tu bebé…

si te preguntas cuánto hay que jugar con él…

si te sientes mal por no ser creativa o suficientemente entretenida…

si no te nace cantar, bailar, masajear o hacerle ejercicios…. No estás sola. Y no estás haciendo nada malo.

Vivimos en una era de exceso de información, y es inevitable compararnos con otras mamás y familias que nos rodean. Estamos dando cada vez más cabida a la realidad que percibimos de los demás, intentando imitar modelos de crianza ajenos, que muchas veces no se adecúan a nuestra realidad, a nuestros bebés y a nuestra propia forma de ser. Queremos hacer lo mejor, eso es obvio, pero en el camino terminamos llenándonos de ansiedad y perdiendo el instinto, esa intuición que nos guía y conecta con nuestro propio bebé y nuestro sentir como mamás.

Quisiera compartirte esta idea: la respuesta no está en los libros, blogs o mamás de Instagram, sino en tu propio bebé. Tu propio bebé tiene la guía de cuándo, cómo y qué necesita para desarrollarse sano y feliz.

Porque los bebés no tienen un manual incorporado, no tienen una línea del tiempo rígida y tienen personalidades e intereses únicos…. Porque el cerebro de los bebés viene programado para desarrollarse, para ir hacia delante y para buscar en el ambiente que lo rodea, las posibilidades para practicar habilidades sin necesidad de revisar una agenda. ¡Los bebés son superpoderosos!

Si tu bebé está dominando alguna habilidad motora como darse la vuelta, arrastrarse o caminar… ten por seguro que la va a querer practicar sea donde sea que esté. Mientras más libre lo tengas y más espacio le des, algo llamará su atención que hará que se mueva, o algún punto de apoyo va a encontrar –lo quieras o no- para poder avanzar y generar el movimiento que su cuerpo le pide. Lo vuelvo a decir: su cuerpo se lo pide. No tú, no un libro…. su cuerpo. Los bebés sienten la necesidad de avanzar y van a generar ellos mismos las condiciones para poder lograrlo.

Si tu bebé está aprendiendo sobre causa y efecto… ¡tal vez ni siquiera sepas el nombre teórico de ese aprendizaje! Pero si observas con atención, lo verás mirar atento a los objetos más pequeños o “insignificantes” y a las personas que lo rodean… ¡como un pequeño científico! Una puerta que se abre, una bandera que se mueve al viento, una bola que rebota… tu mascota moverse por toda la casa... tus expresiones cuando hace ruidos, cuando tira algo al piso o cuando llora… Los bebés son pequeños investigadores, con agenda propia, que están estudiando los fenómenos más complejos del día a día, nos demos cuenta o no.

¿Qué propongo entonces? Cambiar el chip. Dejar de querer enseñarles, y pasar a observar, acompañar y ofrecer opciones. Nos da ansiedad soltar el control, y dejarlos a ellos SER. Pero una vez que haces click, el cambio empieza a darse y verás maravillas suceder delante de tus ojos. Te vas a sentir más tranquila, vas a confiar más en los procesos, y vas a disfrutar más. Y verás a tu bebé brillar.

Por: Vivian Jacoby, especialista en desarrollo infantil. Coordinadora de Inicios.